martes, 9 de septiembre de 2008

HUMILDAD (Agosto 30 de 2008)


“Quien se niega a reconocer sus errores jamás podrá triunfar; pero si los acepta y los corrige, tendrá una nueva oportunidad” Proverbios 28:13


Dado que vivir es aprender basados en el ensayo y en el error, cometemos muchísimas equivocaciones. Sin embargo, el problema no está en las equivocaciones, el problema es vivir equivocado. Principalmente porque no sabemos reconocer nuestros desaciertos, ni mucho menos apartarnos de ellos.

Ser humilde significa asumir la responsabilidad por las acciones incorrectas que emprenderemos. Si no somos humildes, no tendremos la oportunidad de crecer como personas. Cuando nos equivocamos, la única forma de empezar a enmendar nuestro error es admitiéndolo, aceptando nuestra responsabilidad y renunciando a seguir quebrantando la norma. Quien admite su error asume una actitud humilde ante la situación. La oportunidad para corregirnos y cambiar sólo es posible cuando nos sentimos sin cargos de conciencia.

El error más serio que podemos cometer, es saber que estamos equivocados y no hacer nada para cambiar. Al decir la verdad, al admitir el error, lo sacamos al exterior y lo hacemos visible. Únicamente mediante la humildad obtendremos otra oportunidad y estaremos edificando en nosotros y en quieres nos rodean. La humildad es poderosa porque nos limpia y nos permite mostrarnos como somos, sin necesidad de aparentar o de esconder las fallas. La humildad nos da una gran valía como personas.

**En las personas humildes podemos ver la manera correcta de actuar ante los errores:

Antes que nada, los aceptan y públicamente se excusan ante otros, sin importar si son equivocaciones pequeñas o grandes.
Los reconocen, admitiendo su equivocación y, sobre todo, su responsabilidad.
Se apartan de ellos, tomando un nuevo camino; completamente opuesto al que llevaban.

Los aceptan, los reconocen y se apartan de las acciones erróneas. Muchas personas creen que la humildad es una especie de inferioridad y subvaloran este atributo del carácter. Bien no es humilde suele defenderse con razones falsas, auto-justificándose en todo lo que hace mal y termina por destruir su carácter y generar la compasión o el desprecio de quienes lo rodean.

En realidad, el no ser humildes es un problema de exceso de ego. Muchas veces, por no saber ser humildes, aceptamos halagos falsos de los amigos, de la familia o de quienes apenas nos conocen. Es posible que también nosotros demos falsas opiniones a los otros para no lastimar su ego. En estas situaciones ¿Dónde está la honestidad? con esta clase de comportamientos, nunca aprenderemos a ser humildes y es posible que le estemos negando a otros la oportunidad de crecer.

El no ser humildes trae como consecuencia:
Perdemos oportunidades de crecimiento individual, familiar y social, porque no reconocemos las áreas que debemos cambiar.
Perdemos de vista la realidad de quienes somos y tendemos a cometer los mismos errores una y otra vez, sólo que en cada ocasión las consecuencias serán más grandes y más graves.
En la medida en que mentimos para justificarnos terminamos por creer nuestras propias mentiras.
Cuando asumimos posiciones de defensa, creamos las mismas posiciones en las otras personas.

Casi sin proponérnoslo aumentamos los conflictos con los demás. Los principios universales nos invitan a que siempre admitamos los hechos cuando obremos mal. En las personas humildes podemos ver la manera correcta de actuar ante los errores:
Antes que nada, los aceptan y públicamente se excusan ante otros, sin importar si son equivocaciones pequeñas o grandes.
Los reconocen, admitiendo su equivocación y, sobre todo, su responsabilidad.
Se apartan de ellos, tomando un nuevo camino; completamente opuesto al que llevaban.


Conclusiones para poner en práctica:
1. Admita cuando esté equivocado y expréselo públicamente. Cuando voluntariamente aceptemos nuestros errores, seremos exaltados por los demás.
2. Evite la exaltación del ego (sobre todo el suyo). El camino a la humillación es cuando otros descubren nuestras faltas y las sacan a relucir.
3. Nunca esconda sus equivocaciones ni disculpe con mentiras sus malas acciones. Aunque esto implique consecuencias como la crítica o la perdida de popularidad; en el mediano plazo, la humildad será su garantía de carácter.
4. Sea humilde y ganará carácter. Esto, que parece una contradicción, es la medida de la vida interior sana.

La humildad requiere mucho valor. El ser humildes es reconocer que aún estamos aprendiendo, que no lo sabemos todo, que estamos en un proceso de crecimiento y que necesitamos que la vida fluya en nosotros. Si lo sabemos todo, entonces nada fluirá hacia nosotros y estaremos muertos y sepultados bajo nuestro orgullo

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