viernes, 4 de septiembre de 2009

El Tabernáculo (Un retrato de Jesucristo)





El Tabernáculo era un lugar donde Dios habitaba. También, era la sombra de Jesucristo el Señor Dios quien vino en semejanza de hombre.
El Tabernáculo mismo era una estructura pequeña construida con 48 tablas de Madera de acacia, y la parte externa de la corte del Tabernáculo tenía 60 pilares. La barda de la parte externa de la corte del Tabernáculo estaba rodeada por cortinas de lino blanco, apoyadas por estos 60 pilares, con una puerta que estaba tejida con hilos azul, púrpura y escarlata, y fino lino tejido, midiendo 2.5 m. De altura y 10 m. De ancho. Esta puerta estaba localizada al este de la corte. Entrar a esta corte de la puerta del Tabernáculo, que estaba tejida con hilos azul, púrpura y escarlata, y fino lino tejido, y colgaba en el lado este, primero veremos el altar de la ofrenda quemada, y antes de entrar en el Lugar Santo, veremos el lavamanos de bronce. Pasando el lavamanos de bronce e dirigiéndose hacia el Lugar Santo, a la izquierda estaba la lámpara, a la derecha la tabla de los panes, con el altar del incienso en el centro. Pasando el altar del incienso y detrás del velo cubriendo el Lugar Santísimo estaba el asiento de la misericordia cubriendo el Arca del Testimonio.
El tabernáculo era la sombra de Jesucristo quien ha perdonado los pecados de los Israelitas y de cualquiera que crea en Él. Nuestro Señor era el mismo dueño del Tabernáculo. Y Él era el Salvador que ha borrado los pecados de todos de una sola vez, y al mismo tiempo la misma ofrenda sacrificial para toda la humanidad. Aunque la gente de Israel pecaba cada día, imponiendo sus manos sobre la cabeza del animal sin mancha sacrificado en la corte del Tabernáculo de acuerdo al sistema sacrificial, podían pasar sus pecados sobre la ofrenda. Es así como cualquiera que creía en el ministerio de los sacerdotes y la ofrenda del sacrificio, dada de acuerdo al sistema sacrificial, podían todos recibir la remisión del pecado, lavando sus pecados y ser tan blancos como la nieve. De la misma manera, creyendo en el bautismo y sacrificio de Jesús, la verdadera sustancia del tabernáculo, la gente de Israel y aquellos de nosotros que somos Gentiles hemos todos sido vestidos con la bendición de la remisión de todos nuestros pecados y de vivir con nuestro Señor por siempre. No solo los Israelitas, sino todos los Gentiles también pueden ser libres de todos sus pecados solo creyendo en Jesús, el Señor del Tabernáculo. El Tabernáculo nos enseña lo que es el regalo de la remisión del pecado que Dios ha dado a todos. Como tal, el Tabernáculo era la sustancia misma de Jesucristo. Jesús se ha convertido en el Salvador de los pecadores. Cada pecador quienquiera que él / ella sea, puede llegar a estar sin pecado solo creyendo en el bautismo de Jesús, Su sangre sobre la Cruz, y la verdad de que Él mismo es Dios. Podemos ser liberados del juicio de Dios por nuestra fe en los hilos azul, púrpura y escarlata –en otras palabras, creyendo en el bautismo de Jesús, Su sangre y Su divinidad. Jesús es la puerta del Reino del Cielo.
Hechos 4.12 dice, “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Nadie más sino solo Jesús puede salvar a toda la gente de sus pecados. No hay Salvador aparte de Jesús. Juan 10:9 dice, “Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí, será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos.” 1 Timoteo 2.5 dice, “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” y Mateo 3:15 dice, “Pero Jesús le respondió: -Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia.” Todos estos versículos testifican de esta verdad.
Jesús vino a esta tierra en semejanza de hombre, y por recibir Su bautismo (hilo azul) y derramando Su sangre (hilo escarlata), Él ha salvado a los pecadores. Como tal, Jesús se ha convertido en la puerta de salvación para todos los pecadores. Así como la puerta de la corte del Tabernáculo estaba tejida con hilos azul, púrpura y escarlata, Jesús, viniendo a esta tierra, primero que nada tomó los pecados del mundo sobre Sí Mismo con Su bautismo recibido de Juan el Bautista. Por lo tanto, Él se convirtió en la ofrenda sacrificial, el Cordero de Dios (Juan 1:29). Así después de haber tomado todas las iniquidades de todos los pecadores con Su bautismo, Él murió en su lugar y ha dado vida nueva a aquellos que creen. Este Jesús era Dios Mismo. Génesis 1:1 dice, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra,” y Génesis 1:3 dice, “Entonces dijo Dios: ‘Sea la luz’, y fue la luz.” Jesús no era otro que este Dios logos, Él que creó todo el universo y todo lo que hay en el con Su Palabra. Dios le dijo a Moisés que hiciera la puerta de la corte del Tabernáculo con los hilos azul, púrpura y escarlata, y con fino lino tejido. Jesús, quien es Dios Mismo, completó Su obra de hacer a los pecadores justos viniendo a esta tierra en semejanza de hombre y salvando a Su gente de todos sus pecados a través de Su bautismo y Su muerte sobre la Cruz. Estos tres ministerios son el camino por el cual Cristo a salvado a los pecadores, y ellos son la evidencia de esta verdad. El apóstol pablo dijo en Efesios 4:4-6, “Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como habéis sido llamados a una sola esperanza de vuestro llamamiento. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, quien es sobre todos, a través de todos y en todos”. Esta palabra se refiere a la salvación del pecado hecha de los hilos azul, púrpura, escarlata, y del fino lino tejido.